En el aprendizaje de esta primera competencia que es la de reconocer e identificar las emociones será muy útil prestar atención a la respiración. Si nos fijamos en cómo respiramos cuando estamos tranquilos observaremos que al inspirar el aire éste llega hasta el abdomen y al espirar sale con calma; sin embargo, cuando estamos alterados emocionalmente, el ritmo respiratorio cambia y los músculos empiezan a tensionarse. Así que las primeras señales que nos da el cuerpo para advertirnos de que una emoción empieza el proceso de posesión son: la respiración y la tensión muscular.
En cuanto tengamos la mínima sospecha de que estamos sintiendo algo- por ejemplo, si al observar cómo respiramos decubrimos que el aire sólo llega hasta el pecho y ya no baja hasta el abdomen, y que por ejemplo, nuestros hombros están subidos como si dijéramos "no sé"- estaremos casi con toda probabilidad delante de una reacción emocional.
Será entonces cuando deba dar inicio el reconocimiento, y la gestión o manejo de esa emoción.
Podemos imaginar esta situación como si estuviéramos viendo una obra de teatro en las que las emociones son personajes. Primero aparecerá el Miedo disfrazado de negro, con los pelos de punta y temblando; él nos dirá "tengo miedo a no hacerlo bien, tengo miedo a no decir lo apropiado con esta reunión de trabajo, tengo miedo a que me echen, tengo miedo a quedarme sin dinero, sin mujer, sin casa, sin coche, sin nada...¡¡Tengo miedo!!". Ante este personaje que se nos muestra en su vulnerabilidad, aparece otro vestido de militar y con una pistola en la mano que le dice "¡Te quieres poner las pilas desgraciado! ¿No te cansas de repetir siempre lo mismo? ¡Me tienes harto con tantos miedos! ¡Al final se van a dar cuenta todos en la oficina de que eres un miedica y entonces tendrás que atenerte a las consecuencias!".
Como vemos, en escena han aparecido dos personajes que son dos emociones, el Miedo y la Rabia, pero ¿dónde está el yo, dónde está nuestro Verdadero Yo?
En este caso no está, está completamente poseído por la lluvia de emociones resultante de un sinfín de procesos acción-reacción.
Imaginemos ahora que el Verdadero Yo aparece en escena, se quita la máscara y mira cara a cara a sus emociones...¿Qué es lo que les dice?
- Miedo, tienes derecho a estar allí, por eso estás. Pero soy yo el que decide qué haremos en esta reunión, y no tú, ¿te parece bien?.
- Rabia, con tu enfado no lograrás que el miedo deje de ser miedo. ¿Te parece si nos aceptamos ahora con este miedo, y trabajamos con cariño y no a base de pistoletazos para conseguir confianza en nosotros mismos?
Cuando descubrimos una emoción en nuestro interior, no importa cuál, la acogemos y nos permitimos sentirla. Nos convertimos en nuestro mejor amig@, que no nos juzga, que nos comprende y que nos deja el espacio para que manifestemos aquello que nos ocurre.
La actitud que corresponde cuando nos encontramos presos de una emoción es la de sentirla y observarla, sin juicio, sólo con aceptación. Puede que algunas de ellas nos provoquen mucho dolor, y en este caso haremos lo mismo: nos des-identificaremos del dolor y lo observamos. Como hemos comentado anteriormente, observar quiere decir indagar, mirar qué hace, cómo se comporta esa emoción: ¿dónde se coloca en el cuerpo? ¿Qué me provoca? ¿Qué tendría ganas de hacer? ¿Qué tendría ganas de decir? Lo observamos todo como si viésemos una obra de teatro, pero no hacemos nada, sólo miramos y la sentimos en el cuerpo con aceptación.
Aprendo a Ser Libre
La libertad se conquista, por supuesto, y se ha conquistado y sigue conquistándose con la lucha de muchas personas en el ámbito social, político y económico. Sin embargo, en nuestro universo interior sólo la podemos conquistar nosotros mismos; no caben las manifestaciones, ni las caceroladas, ni las revoluciones con antorchas, hoz o martillo. En nuestro interior la libertad se conquista con nuestra conciencia.
Para convertirnos en seres libres desde el interior hacia el exterior necesitamos, antes que nada, aceptar que no somos libres. Cuando aceptamos que nuestro carruaje todavía no es guiado por la voluntad del señor/ra que se sienta dentro, sino que es dominado por los caballos o el cochero. Sólo cuando nos damos cuenta de que cada vez que nos sobreviene una emoción no logramos decidir si queremos o no hacer algo con ella es cuando damos el paso hacia la libertad interior.
Las emociones son respuestas automáticas que proceden de nuestras creencias; y cuando hay automatismo no hay elección. Así, la libertad interior empezará cuando entre el estímulo y en nuestra reacción haya conciencia de elección.
Ser libre no significa solamente tener una constitución repleta de derechos civiles, sociales y políticos o una carta de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que también, sino cultivar en un@ mism@ la capacidad de observar aquello que sentimos y decidir si queremos o no llevar a la acción la energía (el instinto) de esa emoción.
La libertad interior dura milésimas de segundo, hay que ser muy rápi@ para no convertirse en esaclav@s de los caballos emocionales o de los pensamientos que llevan a esas reacciones emocionales. Cuanto más cultivemos la práctica de la observación, más habilidad tendremos para ver lo que nos está ocurriendo sin juzgarlo, des-identificarnos de ello y decidir qué hacer, en función de aquello más beneficioso para nosotr@s mism@s y para nuestro entorno.
La libertad está a milésimas de segundo entre el estímulo y nuestra respuesta o reacción ante esa situación:
(¡Esos diez segundos son la posibilidad de hacerme una mujer libre y no esclava!)
Esas milésimas de segundo, que son la puerta de nuestra libertad, sólo podemos dárnoslas cuando nos hemos acostumbrados a observarnos siendo capaces de ver llegar las emociones. Mientras sólo nos demos cuenta de nuestras emociones por el resultado que ellas tienen en nosotros cuando ya las hemos manifestado, seguiremos siendo esclavos en una sociedad que clama y se vanagloria de las libertades conquistadas.
La libertad interior es entonces una conquista individual fruto del trabajo personal y de la autoconciencia.
Con el desarrollo de la inteligencia emocional gracias a la autoeducación emocional podemos lograrlo; después la inteligencia del corazón nos enseñará de qué forma usar esta libertad, nos dirá qué criterios, qué valores usar a la hora de decidir qué hacer con esa emoción.
También habrá que tener en cuenta a la hora de decidir, se deberá recordar que todas nuestras acciones tienen consecuencias (ésta sí que es una ley universal); por tanto será recomendable tener en cuenta las consecuencias que nuestras acciones y palabras tendrán cuando nos encontremos gestionando cómo manifestar nuestras emociones.
Gestiono, No Reprimo
Reprimir es una actitud de rechazo o desaprobación de lo que sentimos. Cuando reprimimos, emitimos sobre ello un juicio desfavorable que nos lleva a sentenciarlo al fondo del armario interior. La represión es todo aquello que decidimos no sentir porque no aceptamos que forma parte de nosotros, en la represión no hay elección; automáticamente sentenciamos al exilio de nuestra personalidad aquello que no es de nuestro agrado consciente o inconsciente.
Si desarrollamos nuestra inteligencia emocional podremos aceptar todo lo que sentimos, porque sabremos que las emociones no son clasificables en buenas o malas, sino lo que sí es clasificable es lo que hacemos con ellas, y eso puede depender totalmente de nosotr@s si tomamos conciencia.
Debido a la educación que la mayoría hemos recibido, tendemos a reprimir todas aquellas emociones que nos han enseñado a que son malas. Es posible que esas emociones se hayan clasificado de malas porque si se manifiestan debocadamente-es decir, sin ningún grado de conciencia individual-podrían provocar unas consecuencias poco bondadosas; sin embargo, esto no quiere decir que sólo el hecho de sentirlas sea malo. Es de suma importancia entender bien la diferencia entre sentir una emoción y actuar según la energía provocada instintivamente por esa emoción.
SIN EDUCACIÓN EMOCIONAL
sentir una emoción=actuar según la energía primitiva
Ej. Siento rabia=grito agresivamente
CON EDUCACIÓN EMOCIONAL
sentir una emoción#actuar según su energía
sentir una emoción=actuar según la alternativa que el individo
considera mejor
Ej. Siento rabia=respiro profundamente, siento en el cuerpo la
emoción y espero a que se me pase el enfado para decidir qué
hacer o qué decir.
Sentir una emoción es lo más normal del mundo, y sabemos ya que según nuestro sistema de creencias ante un determinado estímulo sentiremos un tipo de emociones u otras; pero ese sistema de creencias no es siempre consciente, por tanto las emociones se convierten en señales para que podamos conocer esas partes nuestras que quedan en la sombra. En consecuencia, será conveniente dar la bienvenida a todas las emociones que aparezcan. Y ¿cómo lo haremos? ¡Sí! Sintiéndolas con aceptación, sin juicio y con cariño. Sólo podremos dar esta bienvenida balinesa a nuestras emociones cuando sepamos que nosotros somos sus dueños, que seremos nosotros los que decidamos después qué hacer con ellas. Si ellas nos conducen a una buena o mala acción eso dependerá de nosotr@s y de cuán desarrollada tengamos nuestra inteligencia del corazón.
No deberíamos temer sentir emociones, deberíamos entrenarnos en su manejo antes de manifestarlas y conseguir que nuestras palabras y actos se alineen con nuestros valores más profundos. Entonces no tendremos miedo a sentir envidia (por ejemplo), porque sabremos que cuando la sintamos la aceptaremos pero no seguiremos esa energía destructiva que necesita ver sufrir a nuestro envidiado.
Cuando tenemos miedo de sentir, o de llegar adonde nos puede conducir aquello que sentimos, es cuando reprimimos. A estas alturas sabemos que no es saludable la represión, y no lo es porque esas emociones encerradas en el armario contraen nuestro cuerpo y su energía queda bloqueada en los músculos u órganos vitales.
Ciertyas emociones pueden llevarnos a reaccionar de tal manera que después podríamos arrepentirnos, y para evitarlo no debemos eludir esas emociones, sino entrenarnos en manejarlas para que estén a nuestro servicio y nos lleven a actuar como nosotr@s consideramos que es apropiado. Eso es lo que llamamos Libertad Interior.
En la próxima entrada al Blog trabajaremos con La Gestión Emocional "En Caliente" y "En Frio"
LA RESPONSABILIDAD SOBRE MI BIENESTAR ES SÓLO MÍA
¡Os dejo un abrazo de corazón a corazón!
Sentir una emoción es lo más normal del mundo, y sabemos ya que según nuestro sistema de creencias ante un determinado estímulo sentiremos un tipo de emociones u otras; pero ese sistema de creencias no es siempre consciente, por tanto las emociones se convierten en señales para que podamos conocer esas partes nuestras que quedan en la sombra. En consecuencia, será conveniente dar la bienvenida a todas las emociones que aparezcan. Y ¿cómo lo haremos? ¡Sí! Sintiéndolas con aceptación, sin juicio y con cariño. Sólo podremos dar esta bienvenida balinesa a nuestras emociones cuando sepamos que nosotros somos sus dueños, que seremos nosotros los que decidamos después qué hacer con ellas. Si ellas nos conducen a una buena o mala acción eso dependerá de nosotr@s y de cuán desarrollada tengamos nuestra inteligencia del corazón.
No deberíamos temer sentir emociones, deberíamos entrenarnos en su manejo antes de manifestarlas y conseguir que nuestras palabras y actos se alineen con nuestros valores más profundos. Entonces no tendremos miedo a sentir envidia (por ejemplo), porque sabremos que cuando la sintamos la aceptaremos pero no seguiremos esa energía destructiva que necesita ver sufrir a nuestro envidiado.
Cuando tenemos miedo de sentir, o de llegar adonde nos puede conducir aquello que sentimos, es cuando reprimimos. A estas alturas sabemos que no es saludable la represión, y no lo es porque esas emociones encerradas en el armario contraen nuestro cuerpo y su energía queda bloqueada en los músculos u órganos vitales.
Ciertyas emociones pueden llevarnos a reaccionar de tal manera que después podríamos arrepentirnos, y para evitarlo no debemos eludir esas emociones, sino entrenarnos en manejarlas para que estén a nuestro servicio y nos lleven a actuar como nosotr@s consideramos que es apropiado. Eso es lo que llamamos Libertad Interior.
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