domingo, 22 de febrero de 2015

UNA TAREA DIFÍCIL: Aprender a no ser desgraciado

Hace algún tiempo ya,
que mi corazón se abrió plenamente al amor...
Al amor con todas las letras
y todos los colores más variados.
Y eso me hace muy feliz!
Y ese amor se irradia por todos lados,
y con todas las personas que me rodean
y que voy conociendo en mi camino,,,
Algunas personas lo valoran
al instante,
otras... les cuesta comprender
el verdadero sentido del amor...
Pertenezco a una generación
en la que nos han criado con la culpa,
algo muy nocivo para el desarrollo
de todo ser vivo.
Y nos lleva toda una vida
sacarnos esa mochila de encima.
Pero algunos,
tenemos esa suerte de despertar
pronto,
Y darnos cuenta que la vida no es la culpa...
Que la vida florece cada mañana,
con el mismísimo sol del alba.
Y el solo hecho de despertar
y sentirse vivo,
nos llena el alma para todo el día.
No digo que no tengamos momentos malos,
que los hay los hay.
Pero ese es el tema,
que nos quedamos colgados en lo malo
y no valoramos realmente
lo bueno que nos sucede a cada momento.
Conozco mucha gente
que está anestesiada,
deprimida hace mucho tiempo ya,
que cree que "Dios" los sacará de ese estado...
Siempre depositando en un agente externo
la solución a sus problemas...
Y así se les pasa la vida...
Cuando la vida es hoy,
aquí y ahora,
ni antes ni después...
Suelo hablar con estas personas que conozco,
y siempre procuro ayudarlas,
darles una dosis de optimismo,
de buenas vibras, de amor...
Les hace bien claro!
Pero todo pasa por dentro de cada uno;
Algunas personas dependen de eso,
de que les estén dando apoyo continuo
para sentirse bien... consigo mismo,,,
(depositario agente externo)
Pero claro,
si no visualizan su yo interior
sin la necesidad que se lo muestre el otro,
nunca podrán ser felices...
Como si la felicidad existiera
afuera de sus corazones,
cuando en realidad solo podrán
encontrarla adentro de él.
Yo también he pasado por algo similar,
y también recibí ayuda de agentes externos,
pero en realidad solo empecé a ser feliz
cuando descubrí lo grande que era mi corazón,
cuando yo solita podía con el mundo,
el de afuera y el de adentro...
¿Y como se llega a eso?
Dejando de depositar en los demás
tu propia felicidad,
tu propia existencia,
tus propias vivencias,
tan solo dándote cuenta
que si estás en este mundo y vivo
tienes que hacerte cargo
de tus estados de ánimo,
de tus actos,
de tus vivencias,
de tus sueños...
Eso, tus sueños, son una gran parte de tu existir...
Si los sigues de verdad,
seguramente el universo conspirará para que los lleves a cabo...
Pero claro, debes de estar convencido
de lo que quieres,
de lo que persigues,
de lo que amas,
de lo que te haría realmente feliz.,.
Muchas veces pensamos que si tuviéramos
más dinero las cosas serían perfectas,
pero te aseguro que no es así,
claro que ayuda...
pero no es la solución para lo que sucede
dentro de tu corazón...
Nosotros, los terapeutas,
solo te mostramos el camino
que tu no puedes vislumbrar,
pero que tu tienes el mapa marcado
en tu interior.
Por todo esto amig@
no pierdas el rumbo,
persigue tus propios sueños,
no los "sueños" que te impone el sistema...
La felicidad es una actitud
hacia la vida,
que tiene un poder maravilloso!
Y el amor a la vida misma
te enamora de todos los seres vivos,
si cada uno de nosotros
apostáramos al amor por los demás,
seguramente haríamos
un mundo mucho mejor!
¡Un abrazo!



No es fácil cambiar el modo de pensar. Tu estás acostumbrado a un cierto tipo de pensamientos y a sus consecuencias debilitantes. Hay necesidad de trabajar mucho para poder deshacerse de los hábitos de pensamiento que has asimilado hasta ahora. Es fácil ser feliz, pero aprender a no ser desgraciado puede resultar difícil.
La felicidad es la condición natural de la persona. Esto es evidente cuando se observa a los niños pequeños. Lo que es difícil es deshacerse de todos los "deberías" y "tendrías que" que has digerido en el pasado. Hacerte cargo de ti mismo empieza por tener consciencia de ti mismo. Pon atención cuando digas cosas como "me han ofendido". Piensa en lo que estás haciendo en el momento que lo estés haciendo. El nuevo pensamiento requiere ser consciente de tus viejos pensamientos. Te has acostumbrado a patrones mentales que identifican las causas de tus sentimientos en hechos externos. Has empleado miles de horas de refuerzo para apoyar estos pensamientos y tendrás que equilibrar la balanza poniendo miles de horas de pensamientos nuevos, unos pensamientos que asumen la responsabilidad de tus propios sentimientos. Es difícil, realmente difícil; pero ¿qué importa? Ciertamente no es motivo para dejar de hacerlo.
Recuerda los tiempos en que estabas aprendiendo a manejar un automóvil con cambios manuales. Te enfrentabas con un problema que parecía insuperable. Tenías tres pedales pero solo dos pies con qué manejarlos. Lo primero fue tomar consciencia de la complejidad de la tarea. Suelta el embrague lentamente, el coche demasiado rápido, hay sacudidas, aprieta el pedal del acelerador al mismo tiempo que sueltas el embrague, el pié derecho para el freno, pero el embrague tiene que entrar o pegarás otra sacudida. Millones de señales mentales; siempre pensando, usando tu cabeza ¿Qué hago? Estoy consciente, alerta, y al cabo de mil pruebas, equivocaciones y esfuerzos reiterados llega el día en que te subes a tu coche y sales conduciendo. Nada de vacilaciones, nada de sacudidas, nada de pensamientos. Conducir con embrague manual se ha convertido en algo completamente natural, y ¿como lo hiciste? Con gran dificultad. Con mucho pensar-en-el-presente, mucho recordar, con trabajo y esfuerzo.
Tu sabes regular tu mente cuando se trata de realizar trabajos físicos, tales como enseñar a tus pies y a tus manos a que coordinen sus esfuerzos para conducir un coche. El proceso es menos conocido pero funciona igual en el universo emocional. Has aprendido los hábitos que tienes ahora usándolos y reforzándolos durante toda tu vida. Te sientes desgraciado, enfadado, herido y frustrado automáticamente porque así aprendiste a pensar hace mucho tiempo. Has aceptado tu comportamiento y no te has preocupado de la posibilidad de cambiarlo. Pero puedes aprender a no ser desgraciado, a no estar enfadado, o herido o frustrado del mismo modo que aprendiste todas esas actitudes de autofrustración.
Por ejemplo, se te ha enseñado que ir al dentista es una experiencia desagradable y que está asociada con sensaciones de dolor. Siempre has sentido que era desagradable e incluso te has dicho a ti mismo cosas como: "odio el torno". Pero todas estas son reacciones aprendidas. Tu podrías hacer que la experiencia funcionara a tu favor si decidieras que se trata de un procedimiento agradable. Podrías, si realmente decides usar tu cabeza, hacer que el ruido del torno te haga pensar en una hermosa experiencia sexual y cada vez que suene su ronroneo podrías entrenar a tu mente a que se imagine el momento más orgiástico de tu vida. Podrías pensar diferentemente sobre lo que solías llamar dolor, y elegir sentir algo nuevo y agradable. Te resultará mucho más agradable y gratificante dominar tus propias circunstancias dentales que aferrarte a las viejas imágenes y simplemente resignarte.
Quizás te cueste creerlo. Puede que digas algo así como: "yo puedo pensar en lo que quiera pero igual me siento desgraciado cuando el dentista me mete el torno en la boca". Esto nos lleva de vuelta al embrague manual ¿Cuando creíste que podías manejarlo? Un pensamiento se convierte en una certidumbre cuando lo elaboras, no cuando pruebas a hacerlo una vez y luego tomas como pretexto tu falta de pericia o fracaso inicial para dejar de hacerlo.
El hacerte cargo de ti mismo implica un esfuerzo más grande que el que significa simplemente especular con ideas nuevas. Implica la determinación, la decisión de ser feliz y de enjuiciar y destruir todos y cada uno de los pensamientos que te producen una infelicidad auto-inmovilista.

sábado, 14 de febrero de 2015

Darse cuenta

Es increíble cuanto uno puede llegar a comprender de su existencia con el solo hecho de prestar más atención a ella y darse cuenta más profundamente de sus propias vivencias. Lo que los sabios han proclamado durante siglos, es realmente cierto: el mundo está aquí mismo; para recibirlo, lo único que tenemos que hacer es vaciar nuestras "mentes" y abrirnos.
Definitivamente este espacio no lo "ajustará a la sociedad". Podrá ayudarle a ajustarse a sí mismo y ayudarlo a descubrir su propia realidad, su propia existencia, su propia humanidad, y a sentirse más cómodo con ella. Muchas veces esto será lo contrario a lo que la sociedad, o su pareja, o sus amigos, estiman que usted "debiera" ser.
Puedo distinguir en mi experiencia tres tipos de darme cuenta o zonas del darse cuenta:
  1. El darse cuenta del mundo exterior. Esto es contacto sensorial actual con objetos y eventos del presente: lo que en este momento veo, palpo, toco, escucho, degusto o huelo.
  2. El darse cuenta del mundo interior. Esto es, contacto sensorial actual con eventos internos en el presente: lo que ahora siento desde debajo de mi piel, escozor, tensiones musculares y movimientos, manifestaciones físicas de los sentimientos y emociones, sensaciones de molestia, agrado, etc.
  3. Estos dos tipos de darse cuenta engloban todo lo que puedo saber acerca de la realidad presente como yo lo vivencio. Este es el terreno sólido de mi experiencia; estos son los datos de mi existencia aquí, en el momento que ocurren.
    El tercer tipo de darse cuenta es bastante diferente. Es el darse cuenta de imágenes de cosas y de hechos que no existen en la realidad actual presente.

  4. El darse cuenta de la fantasía. Esto incluye toda la actividad mental que abarca más allá de lo que transcurre en el presente: todo el explicar, imaginar, adivinar, pensar, planificar, recordar el pasado, anticipar el futuro, etc.
  5. Y sin embargo, dentro de esta fantasía hay una realidad encubierta.


Ahora

Es tan solo esto,
ningún borrador ni manuscrito
sobreviven para poder especular,
porque los he quemado.
Ninguna edición tiene fecha,
no distingo las impresiones
no numero ni firmo las copias
de modo que lo que sostienes, coleccionista,
no lo apreciarás.
No pongas esto en tu anaquel, crítico,
porque el papel especial
se desvanece en el aire.
Lee, eso es todo;
Ahora es el único momento
de tomar la historia de nuestro sacramento
antes que desaparezca.
Esto es todo lo que hay.


                                                Peter Goblen


LAS PALABRAS

Cuando se emplean las palabras con otro propósito que la comunicación directa de la experiencia, generalmente causan mayores confusiones en una situación de por sí ya difícil. Tanto usted como yo comenzamos a creer las palabras y perdemos contacto con nuestra vivencia y con lo que realmente está sucediendo entre nosotros. Muchas de nuestras palabras sirven para aislarnos, también del contacto con los otros como de nuestras propias vivencias.
A causa de esto, puede resultar muy útil disponer de un periodo durante el cual se prohíban absolutamente las palabras, salvo en caso de emergencia. Cuando necesite comunicarse, trate de hacerlo de un modo no verbal, siempre que sea posible. Emplee este tiempo silencioso para incorporar y recibir experiencias que de otro modo se hubieran ahogado o apartado mediante las palabras. Note como vivencia ese silencio. Dese cuenta de qué quiere decir y de qué impulsos lo llevan a hablar. Si hablara por descuido, note lo que dice. Vea hasta que punto realmente comunica algo con esas palabras, y hasta que punto son sonidos inútiles. Comience disponiendo de algo así como una hora diaria de silencio. Intente una comida en silencio y vea cuantos sabores, texturas y gustos de la comida estuvo perdiendo como resultado de charlas continuas, y vea de qué otra cosa le permite darse cuenta el silencio.
A menudo el contenido -el sentido habitual de las palabras dado por el diccionario- es irrelevante para lo que realmente está siendo expresado. A menudo, el mensaje real, la expresión honesta, sincera, se encuentra en la misma voz, en el tono, el volumen, la velocidad, las vacilaciones, etc. Cuando una persona está fanfarroneando, por ejemplo, no importa que hable de fútbol, botones, abejorros o ranas. El verdadero mensaje es la demanda transmitida por el tono de voz: "¡mírenme y respeten lo grande que soy: cuanto sé y cuanto hice!". El siguiente ejercicio puede ayudarlo a sensibilizarse mas respecto a lo que se comunica por la voz en sí, independientemente de las palabras:


Escucharse la voz

Forme pareja con alguien con quien le gustaría estar y conocer mejor... Cierre los ojos ahora y siéntense juntos... Quiero que mantengan los ojos cerrados para eliminar la visión, de modo que estén obligados a usar sus otros sentidos. Mantengan los ojos cerrados hasta que les pida que los abran.
En silencio tomen contacto con la experiencia de tener los ojos cerrados... Noten qué sienten físicamente... Y noten imagen o fantasía que aparezca...
En un momento más quiero que se cuenten el uno al otro acerca de la experiencia de tener los ojos cerrado y, mientras hacen eso, dirijan su atención sobre su propia voz y la de su compañero. Quiero que se den cuenta particularmente de las voces y de lo que expresa la voz en sí. Vean si pueden prestar atención a las palabras del otro como si hablara un idioma extranjero que no entiende, de modo que la única manera de entender el mensaje es atendiendo el énfasis, el tono, las vacilaciones, etc. Hagan esto durante unos cinco minutos.
Cada uno de ustedes exprese, ahora, lo que notó respecto de su voz y la de su compañero. Sean muy precisos acerca de lo que realmente notó en la voz y, además, diga como se siente al respecto, su reacción ante ello y su impresión sobre lo que le parece. Por ejemplo: "soy consciente de cuan suavemente hablas; me siento adormecer mientras atiendo a tu voz como si escuchara una canción de cuna". Tómese unos cinco minutos para hacer esto...
Abran los ojos ahora; mírense a la cara, frente a frente. En un momento más quiero que comiencen a hablarse en "jeringosa" uno al otro. Haga cualquier sonido que desee que suene vagamente como hablar algún idioma, pero que no sean palabras en ningún idioma que usted sepa. Por ejemplo: ¡rajgrol act gronglek qa sel! Esa es mi "jeringosa"; quiero que descubra cual es la suya. No intente llevar a cabo una conversación con sentido. Mire a los ojos de su compañero mientras hace esto. Comience ahora y dígale una "jeringosa" a su compañero. Tome conciencia de como se siente mientras lo hace...
Ahora termine con la "jeringosa". Cierre los ojos... Y tome contacto con su experiencia física... Abra los ojos y dígale a su compañero como se siente: lo que experimentó mientras se decían "jeringosas" el uno al otro...
Probablemente sintió cierto desgano al decir la "jeringosa" y cierta timidez: un sentirse "tonto", "estúpido", "necio" cuando lo hizo. Quiero que sea plenamente consciente del desgano de correr el riesgo de parecer "tonto" y que se tome un par de minutos para imaginar deliberadamente qué pasaría si realmente se hubiera convertido en un tonto y un necio. Imagine lo peor que podría haberle ocurrido si lo hubiera hecho... Ahora tómese un minuto o dos para compartir sus fantasías catastróficas con su compañero...
Probablemente imaginó que alguien lo juzgaba y lo reprendía por su tontería y necedad. Me gustaría que se dé cuenta de que se está juzgando a sí mismo en tales fantasías. Usted se está exigiendo no aparecer como un tonto o un necio. Otra forma de describir esto es diciendo que por lo menos está de algún modo desganado -aunque sea temporalmente- de renunciar a su imagen de persona cuerda, racional y equilibrada.
Discuta ahora estas ideas con su compañero para ver si tiene sentido para usted y coinciden con su experiencia...
Este ejercicio lo puede guiar una tercera persona, los puntos suspensivos sugieren que se tome 5 minutos con la consigna antes de continuar.

Estos y otros ejercicios gestálticos los puedes hacer conmigo online cuando quieras.