Hace algún tiempo ya,
que mi corazón se abrió plenamente al amor...
Al amor con todas las letras
y todos los colores más variados.
Y eso me hace muy feliz!
Y ese amor se irradia por todos lados,
y con todas las personas que me rodean
y que voy conociendo en mi camino,,,
Algunas personas lo valoran
al instante,
otras... les cuesta comprender
el verdadero sentido del amor...
Pertenezco a una generación
en la que nos han criado con la culpa,
algo muy nocivo para el desarrollo
de todo ser vivo.
Y nos lleva toda una vida
sacarnos esa mochila de encima.
Pero algunos,
tenemos esa suerte de despertar
pronto,
Y darnos cuenta que la vida no es la culpa...
Que la vida florece cada mañana,
con el mismísimo sol del alba.
Y el solo hecho de despertar
y sentirse vivo,
nos llena el alma para todo el día.
No digo que no tengamos momentos malos,
que los hay los hay.
Pero ese es el tema,
que nos quedamos colgados en lo malo
y no valoramos realmente
lo bueno que nos sucede a cada momento.
Conozco mucha gente
que está anestesiada,
deprimida hace mucho tiempo ya,
que cree que "Dios" los sacará de ese estado...
Siempre depositando en un agente externo
la solución a sus problemas...
Y así se les pasa la vida...
Cuando la vida es hoy,
aquí y ahora,
ni antes ni después...
Suelo hablar con estas personas que conozco,
y siempre procuro ayudarlas,
darles una dosis de optimismo,
de buenas vibras, de amor...
Les hace bien claro!
Pero todo pasa por dentro de cada uno;
Algunas personas dependen de eso,
de que les estén dando apoyo continuo
para sentirse bien... consigo mismo,,,
(depositario agente externo)
Pero claro,
si no visualizan su yo interior
sin la necesidad que se lo muestre el otro,
nunca podrán ser felices...
Como si la felicidad existiera
afuera de sus corazones,
cuando en realidad solo podrán
encontrarla adentro de él.
Yo también he pasado por algo similar,
y también recibí ayuda de agentes externos,
pero en realidad solo empecé a ser feliz
cuando descubrí lo grande que era mi corazón,
cuando yo solita podía con el mundo,
el de afuera y el de adentro...
¿Y como se llega a eso?
Dejando de depositar en los demás
tu propia felicidad,
tu propia existencia,
tus propias vivencias,
tan solo dándote cuenta
que si estás en este mundo y vivo
tienes que hacerte cargo
de tus estados de ánimo,
de tus actos,
de tus vivencias,
de tus sueños...
Eso, tus sueños, son una gran parte de tu existir...
Si los sigues de verdad,
seguramente el universo conspirará para que los lleves a cabo...
Pero claro, debes de estar convencido
de lo que quieres,
de lo que persigues,
de lo que amas,
de lo que te haría realmente feliz.,.
Muchas veces pensamos que si tuviéramos
más dinero las cosas serían perfectas,
pero te aseguro que no es así,
claro que ayuda...
pero no es la solución para lo que sucede
dentro de tu corazón...
Nosotros, los terapeutas,
solo te mostramos el camino
que tu no puedes vislumbrar,
pero que tu tienes el mapa marcado
en tu interior.
Por todo esto amig@
no pierdas el rumbo,
persigue tus propios sueños,
no los "sueños" que te impone el sistema...
La felicidad es una actitud
hacia la vida,
que tiene un poder maravilloso!
Y el amor a la vida misma
te enamora de todos los seres vivos,
si cada uno de nosotros
apostáramos al amor por los demás,
seguramente haríamos
un mundo mucho mejor!
¡Un abrazo!
No es fácil cambiar el modo de pensar. Tu estás acostumbrado a un cierto tipo de pensamientos y a sus consecuencias debilitantes. Hay necesidad de trabajar mucho para poder deshacerse de los hábitos de pensamiento que has asimilado hasta ahora. Es fácil ser feliz, pero aprender a no ser desgraciado puede resultar difícil.
La felicidad es la condición natural de la persona. Esto es evidente cuando se observa a los niños pequeños. Lo que es difícil es deshacerse de todos los "deberías" y "tendrías que" que has digerido en el pasado. Hacerte cargo de ti mismo empieza por tener consciencia de ti mismo. Pon atención cuando digas cosas como "me han ofendido". Piensa en lo que estás haciendo en el momento que lo estés haciendo. El nuevo pensamiento requiere ser consciente de tus viejos pensamientos. Te has acostumbrado a patrones mentales que identifican las causas de tus sentimientos en hechos externos. Has empleado miles de horas de refuerzo para apoyar estos pensamientos y tendrás que equilibrar la balanza poniendo miles de horas de pensamientos nuevos, unos pensamientos que asumen la responsabilidad de tus propios sentimientos. Es difícil, realmente difícil; pero ¿qué importa? Ciertamente no es motivo para dejar de hacerlo.
Recuerda los tiempos en que estabas aprendiendo a manejar un automóvil con cambios manuales. Te enfrentabas con un problema que parecía insuperable. Tenías tres pedales pero solo dos pies con qué manejarlos. Lo primero fue tomar consciencia de la complejidad de la tarea. Suelta el embrague lentamente, el coche demasiado rápido, hay sacudidas, aprieta el pedal del acelerador al mismo tiempo que sueltas el embrague, el pié derecho para el freno, pero el embrague tiene que entrar o pegarás otra sacudida. Millones de señales mentales; siempre pensando, usando tu cabeza ¿Qué hago? Estoy consciente, alerta, y al cabo de mil pruebas, equivocaciones y esfuerzos reiterados llega el día en que te subes a tu coche y sales conduciendo. Nada de vacilaciones, nada de sacudidas, nada de pensamientos. Conducir con embrague manual se ha convertido en algo completamente natural, y ¿como lo hiciste? Con gran dificultad. Con mucho pensar-en-el-presente, mucho recordar, con trabajo y esfuerzo.
Tu sabes regular tu mente cuando se trata de realizar trabajos físicos, tales como enseñar a tus pies y a tus manos a que coordinen sus esfuerzos para conducir un coche. El proceso es menos conocido pero funciona igual en el universo emocional. Has aprendido los hábitos que tienes ahora usándolos y reforzándolos durante toda tu vida. Te sientes desgraciado, enfadado, herido y frustrado automáticamente porque así aprendiste a pensar hace mucho tiempo. Has aceptado tu comportamiento y no te has preocupado de la posibilidad de cambiarlo. Pero puedes aprender a no ser desgraciado, a no estar enfadado, o herido o frustrado del mismo modo que aprendiste todas esas actitudes de autofrustración.
Por ejemplo, se te ha enseñado que ir al dentista es una experiencia desagradable y que está asociada con sensaciones de dolor. Siempre has sentido que era desagradable e incluso te has dicho a ti mismo cosas como: "odio el torno". Pero todas estas son reacciones aprendidas. Tu podrías hacer que la experiencia funcionara a tu favor si decidieras que se trata de un procedimiento agradable. Podrías, si realmente decides usar tu cabeza, hacer que el ruido del torno te haga pensar en una hermosa experiencia sexual y cada vez que suene su ronroneo podrías entrenar a tu mente a que se imagine el momento más orgiástico de tu vida. Podrías pensar diferentemente sobre lo que solías llamar dolor, y elegir sentir algo nuevo y agradable. Te resultará mucho más agradable y gratificante dominar tus propias circunstancias dentales que aferrarte a las viejas imágenes y simplemente resignarte.
Quizás te cueste creerlo. Puede que digas algo así como: "yo puedo pensar en lo que quiera pero igual me siento desgraciado cuando el dentista me mete el torno en la boca". Esto nos lleva de vuelta al embrague manual ¿Cuando creíste que podías manejarlo? Un pensamiento se convierte en una certidumbre cuando lo elaboras, no cuando pruebas a hacerlo una vez y luego tomas como pretexto tu falta de pericia o fracaso inicial para dejar de hacerlo.
El hacerte cargo de ti mismo implica un esfuerzo más grande que el que significa simplemente especular con ideas nuevas. Implica la determinación, la decisión de ser feliz y de enjuiciar y destruir todos y cada uno de los pensamientos que te producen una infelicidad auto-inmovilista.
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