sábado, 14 de febrero de 2015

Darse cuenta

Es increíble cuanto uno puede llegar a comprender de su existencia con el solo hecho de prestar más atención a ella y darse cuenta más profundamente de sus propias vivencias. Lo que los sabios han proclamado durante siglos, es realmente cierto: el mundo está aquí mismo; para recibirlo, lo único que tenemos que hacer es vaciar nuestras "mentes" y abrirnos.
Definitivamente este espacio no lo "ajustará a la sociedad". Podrá ayudarle a ajustarse a sí mismo y ayudarlo a descubrir su propia realidad, su propia existencia, su propia humanidad, y a sentirse más cómodo con ella. Muchas veces esto será lo contrario a lo que la sociedad, o su pareja, o sus amigos, estiman que usted "debiera" ser.
Puedo distinguir en mi experiencia tres tipos de darme cuenta o zonas del darse cuenta:
  1. El darse cuenta del mundo exterior. Esto es contacto sensorial actual con objetos y eventos del presente: lo que en este momento veo, palpo, toco, escucho, degusto o huelo.
  2. El darse cuenta del mundo interior. Esto es, contacto sensorial actual con eventos internos en el presente: lo que ahora siento desde debajo de mi piel, escozor, tensiones musculares y movimientos, manifestaciones físicas de los sentimientos y emociones, sensaciones de molestia, agrado, etc.
  3. Estos dos tipos de darse cuenta engloban todo lo que puedo saber acerca de la realidad presente como yo lo vivencio. Este es el terreno sólido de mi experiencia; estos son los datos de mi existencia aquí, en el momento que ocurren.
    El tercer tipo de darse cuenta es bastante diferente. Es el darse cuenta de imágenes de cosas y de hechos que no existen en la realidad actual presente.

  4. El darse cuenta de la fantasía. Esto incluye toda la actividad mental que abarca más allá de lo que transcurre en el presente: todo el explicar, imaginar, adivinar, pensar, planificar, recordar el pasado, anticipar el futuro, etc.
  5. Y sin embargo, dentro de esta fantasía hay una realidad encubierta.


Ahora

Es tan solo esto,
ningún borrador ni manuscrito
sobreviven para poder especular,
porque los he quemado.
Ninguna edición tiene fecha,
no distingo las impresiones
no numero ni firmo las copias
de modo que lo que sostienes, coleccionista,
no lo apreciarás.
No pongas esto en tu anaquel, crítico,
porque el papel especial
se desvanece en el aire.
Lee, eso es todo;
Ahora es el único momento
de tomar la historia de nuestro sacramento
antes que desaparezca.
Esto es todo lo que hay.


                                                Peter Goblen


LAS PALABRAS

Cuando se emplean las palabras con otro propósito que la comunicación directa de la experiencia, generalmente causan mayores confusiones en una situación de por sí ya difícil. Tanto usted como yo comenzamos a creer las palabras y perdemos contacto con nuestra vivencia y con lo que realmente está sucediendo entre nosotros. Muchas de nuestras palabras sirven para aislarnos, también del contacto con los otros como de nuestras propias vivencias.
A causa de esto, puede resultar muy útil disponer de un periodo durante el cual se prohíban absolutamente las palabras, salvo en caso de emergencia. Cuando necesite comunicarse, trate de hacerlo de un modo no verbal, siempre que sea posible. Emplee este tiempo silencioso para incorporar y recibir experiencias que de otro modo se hubieran ahogado o apartado mediante las palabras. Note como vivencia ese silencio. Dese cuenta de qué quiere decir y de qué impulsos lo llevan a hablar. Si hablara por descuido, note lo que dice. Vea hasta que punto realmente comunica algo con esas palabras, y hasta que punto son sonidos inútiles. Comience disponiendo de algo así como una hora diaria de silencio. Intente una comida en silencio y vea cuantos sabores, texturas y gustos de la comida estuvo perdiendo como resultado de charlas continuas, y vea de qué otra cosa le permite darse cuenta el silencio.
A menudo el contenido -el sentido habitual de las palabras dado por el diccionario- es irrelevante para lo que realmente está siendo expresado. A menudo, el mensaje real, la expresión honesta, sincera, se encuentra en la misma voz, en el tono, el volumen, la velocidad, las vacilaciones, etc. Cuando una persona está fanfarroneando, por ejemplo, no importa que hable de fútbol, botones, abejorros o ranas. El verdadero mensaje es la demanda transmitida por el tono de voz: "¡mírenme y respeten lo grande que soy: cuanto sé y cuanto hice!". El siguiente ejercicio puede ayudarlo a sensibilizarse mas respecto a lo que se comunica por la voz en sí, independientemente de las palabras:


Escucharse la voz

Forme pareja con alguien con quien le gustaría estar y conocer mejor... Cierre los ojos ahora y siéntense juntos... Quiero que mantengan los ojos cerrados para eliminar la visión, de modo que estén obligados a usar sus otros sentidos. Mantengan los ojos cerrados hasta que les pida que los abran.
En silencio tomen contacto con la experiencia de tener los ojos cerrados... Noten qué sienten físicamente... Y noten imagen o fantasía que aparezca...
En un momento más quiero que se cuenten el uno al otro acerca de la experiencia de tener los ojos cerrado y, mientras hacen eso, dirijan su atención sobre su propia voz y la de su compañero. Quiero que se den cuenta particularmente de las voces y de lo que expresa la voz en sí. Vean si pueden prestar atención a las palabras del otro como si hablara un idioma extranjero que no entiende, de modo que la única manera de entender el mensaje es atendiendo el énfasis, el tono, las vacilaciones, etc. Hagan esto durante unos cinco minutos.
Cada uno de ustedes exprese, ahora, lo que notó respecto de su voz y la de su compañero. Sean muy precisos acerca de lo que realmente notó en la voz y, además, diga como se siente al respecto, su reacción ante ello y su impresión sobre lo que le parece. Por ejemplo: "soy consciente de cuan suavemente hablas; me siento adormecer mientras atiendo a tu voz como si escuchara una canción de cuna". Tómese unos cinco minutos para hacer esto...
Abran los ojos ahora; mírense a la cara, frente a frente. En un momento más quiero que comiencen a hablarse en "jeringosa" uno al otro. Haga cualquier sonido que desee que suene vagamente como hablar algún idioma, pero que no sean palabras en ningún idioma que usted sepa. Por ejemplo: ¡rajgrol act gronglek qa sel! Esa es mi "jeringosa"; quiero que descubra cual es la suya. No intente llevar a cabo una conversación con sentido. Mire a los ojos de su compañero mientras hace esto. Comience ahora y dígale una "jeringosa" a su compañero. Tome conciencia de como se siente mientras lo hace...
Ahora termine con la "jeringosa". Cierre los ojos... Y tome contacto con su experiencia física... Abra los ojos y dígale a su compañero como se siente: lo que experimentó mientras se decían "jeringosas" el uno al otro...
Probablemente sintió cierto desgano al decir la "jeringosa" y cierta timidez: un sentirse "tonto", "estúpido", "necio" cuando lo hizo. Quiero que sea plenamente consciente del desgano de correr el riesgo de parecer "tonto" y que se tome un par de minutos para imaginar deliberadamente qué pasaría si realmente se hubiera convertido en un tonto y un necio. Imagine lo peor que podría haberle ocurrido si lo hubiera hecho... Ahora tómese un minuto o dos para compartir sus fantasías catastróficas con su compañero...
Probablemente imaginó que alguien lo juzgaba y lo reprendía por su tontería y necedad. Me gustaría que se dé cuenta de que se está juzgando a sí mismo en tales fantasías. Usted se está exigiendo no aparecer como un tonto o un necio. Otra forma de describir esto es diciendo que por lo menos está de algún modo desganado -aunque sea temporalmente- de renunciar a su imagen de persona cuerda, racional y equilibrada.
Discuta ahora estas ideas con su compañero para ver si tiene sentido para usted y coinciden con su experiencia...
Este ejercicio lo puede guiar una tercera persona, los puntos suspensivos sugieren que se tome 5 minutos con la consigna antes de continuar.

Estos y otros ejercicios gestálticos los puedes hacer conmigo online cuando quieras.


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