El hombre no es racional; sólo capaz de serlo.
Jonathan Swift
El juego
entre lo que llamamos pensamiento racional y lo que consideramos emoción
caracteriza casi toda la vida humana. Somos, a fin de cuentas, criaturas emocionales
primero y racionales después.
La polaridad Racional-Emotiva
Nuestra
conversación cotidiana y las frases hechas que usamos normalmente reconocen
nuestra comprensión de la emoción como fuente soterrada de al menos parte de
nuestro comportamiento.
Algunas personas
hablan de ciertas decisiones como juicios “viscerales”, con lo que dan a
entender que se originan en algún lugar del biocomputador, en niveles
invisibles para la conciencia. Por el contrario, por lo general hablamos de
juicios “racionales” como resultado de un proceso mental coherente que tiene
lugar a novel consciente. El sentido habitual de pensamiento racional típicamente
implica un movimiento de las pruebas a las conclusiones, una progresión, que
podemos reconocer y describir.
Tanto la
modalidad visceral como la racional del proceso mental – podemos referirnos a
los dos incluso como formas de ideación – tienen su importancia y valor en
nuestras interacciones con el mundo. A decir verdad, sería muy difícil separarlas.
Parece más razonable asumir que todo proceso mental tiene un componente
consciente o racional, que está entrelazado con un elemento inconsciente o
visceral. Este modo de pensar sobre pensar justifica una nueva definición,
basada en una fusión de ambos patrones:
Pensamiento viscerracional: proceso de pensamiento
que integra tanto el patrón racional como el visceral
de ideación en una combinación sinérgica.
Solemos hablar de personas que actúan
de modo “irracional”; nos preguntamos: “¿Cómo puede creer algo semejante
cualquier persona racional?” Tratamos de vender nuestras ideas y sugerencias
como “soluciones racionales” a problemas.
Parecemos comprender el concepto de
pensamiento – y comportamiento – racional e irracional por lo menos en un
sentido general. Sin embargo, el concepto se vuelve algo más esquivo cuando
intentamos definirlo con mayor concreción, y al poco debemos afrontar la
proposición de que lo que es racional para una persona puede resultar
irracional para otra.
Primero decidimos, luego justificamos:
La explicación del pensamiento irracional
Lo que típicamente llamamos comportamiento
irracional tiene sentido si se comprenden sus orígenes. Y podemos entenderlo en
nosotros y en otros si lo vemos como algo normal y dejamos de lado nuestra
tendencia a condenar, criticar o incluso evaluarlo. Debemos entenderlo como una
expresión de varios impulsos enfrentados que surgen de niveles inconscientes,
mezclados con la influencia del proceso “razonador” consciente. Si lo
prefieren, podemos considerar ambos niveles de ideación como modalidades de
razonamiento; lo único que una la podemos articular y la otra resulta difícil hacerlo.
Una vez más el concepto de la mente
modular nos ofrece una útil perspectiva sobre la interacción entre ideación
consciente e inconsciente y el modo en que influyen en nuestro comportamiento. Quizás
ayude a entender esa interacción entre ideación visceral y racional, y los
conflictos que a veces conlleva con este ejemplo:
Un estudiante está nervioso por un
examen, que será importante para su nota en una asignatura clave. No ha seguido
el ritmo de las clases y ha estado empollando para ponerse al día. Le preocupa
no estar preparado para el examen, para el que faltan tres días.
Le pide a su mejor amiga que lo ayude
a ponerse a punto. En el nivel consciente parece lo correcto, se trataría de un
comportamiento noble acorde con su motivación noble de querer dominar la
materia y aprobar el examen justamente. De momento, no hay conflicto.
Cuando va a casa de la amiga para la
sesión de estudio se encuentra con otros dos amigos. Uno ha descubierto un modo
de entrar en el ordenador del instituto y descargarse el mismísimo examen que
la profesora ha preparado. El archivo informático que contiene el examen no ha
sido protegido debidamente informa el estudiante pirata, y resulta fácil
descargarlo sin que nadie se entere. Está seguro de que nadie lo descubrirá
nunca. “¿Te apuntas?”, le pregunta a su amigo.
Los estudiantes se miran unos a otros.
Uno por uno, con expresiones avergonzadas, acuerdan descargar el examen y
mantenerlo en secreto. Hay risas nerviosas, bromas y cierta sensación de
aventura.
Ahora nuestro estudiante experimenta
un dilema, hablando en términos racionales-emotivos. Siente dos motivaciones
enfrentadas; dos o más módulos mentales pelean por influir en su decisión. Uno
es la motivación noble: La influencia del módulo mental “honesto”; el otro es
la motivación innoble: la influencia del módulo mental “temeroso” al que
asustan las consecuencias de suspender el examen.
Está sintiendo lo que llamamos disonancia cognitiva, que es una
sensación de ansiedad fruto de una contradicción entre las creencias y las
acciones de uno. Su mente consciente y racional le dice que estudiar mucho y
jugársela en el examen habría sido el comportamiento noble. Sin embargo, su
mente racional también observa lo que en realidad hace – su comportamiento innoble
– que contradice su motivación noble.
Si sigue adelante con el
comportamiento innoble y hace trampas en el examen, su motivación innoble se habrá
impuesto a la noble. Entonces o tendrá que admitir que ha sido deshonesto sin
paliativos, sin excusas, o – la opción más probables – tendrá que racionalizar
sus trampas haciendo que suenen menos innobles y algo más justificadas.
El genuino contenido de un amigo es serte fiel
cuando estás equivocado. Casi cualquiera te seráfiel cuando tienes razón.
Mark Twain
El y sus compañeros dan con un surtido
de motivos por los que consideran que está bien hacer trampas en el examen.
Pueden restarle importancia al hecho: “no es más que un examen, no es el fin
del mundo”. Pueden culpar a otro: “si la profesora un hubiera sido tan tonta de
dejar el archivo desprotegido en el servidor del instituto, nadie se lo habría
descargado”. Pueden apelar al apoyo de sus iguales: “hoy en día lo hace todo el
mundo; si otros pudieran haberse descargado el examen, también lo habrían
hecho”. Y pueden apelar al derecho del interés: “tengo que aprobar esta
asignatura. Si suspendo, podría echar a perder mi nota media. No quiero que me
rechacen en un buen trabajo o en la universidad por esa asignatura”.
Nuestro estudiante puede sacarse de la
manga un aserie ilimitada de razones creativas por las que su comportamiento,
en realidad, fue aceptable con arreglo a su código personal de valores. El
efecto consiste en resolver su disonancia cognitiva haciendo que su
comportamiento parezca menos innoble, por lo menos a sus ojos. El efecto de la
presión de los compañeros no es solo persuadirlo de que se comporte
innoblemente, si no también ayudarlo a racionalizar sus acciones.
El concepto de la disonancia cognitiva
de Leon Festinger se ha convertido en un puntal del pensamiento psicológico
sobre el comportamiento racional e irracional y sobre el proceso de la
racionalización. También es un concepto
favorito de los expertos en publicidad y marketing. En términos sencillos, la
teoría dice que los seres humanos tenderemos a actuar para resolver la
disonancia cognitiva, sea reafirmando la creencia o idea que es disonante con
el comportamiento, sea explicando el comportamiento de un modo que lo haga
parecer menos disonante.
Uno de los ejemplos por antonomasia de
la racionalización como medio para aliviar la ansiedad de la disonancia
cognitiva se encuentra en los modos en que los fumadores aprenden a explicar
por qué no lo han dejado. Desaprueban el impulso encubierto que les hace fumar –
el ansia corporal causada por la dependencia de la nicotina -, de modo que
tienen que hallar explicaciones que resten gravedad al comportamiento de seguir
fumando: “Bueno, todos nos moriremos tarde o temprano” o “No me creo todo ese
rollo de que fumar provoca cáncer” o el clásico “Puedo dejarlo cuando quiera”.
Para explicar la teoría en pocas
palabras:
Tendemos a racionalizar nuestro
comportamiento
cuando desaprobamos el motivo real que
lo causa
A la mayoría nos pone algo nerviosos
la posibilidad de que nuestro comportamiento llamado “racional” pueda estar en
realidad influido por impulsos más oscuros y ocultos por debajo del nivel de la
conciencia. Hace unos años, cuando la noción de los “mensajes subliminales” en
los anuncios se convirtió en un tema popular de conversación, muchas personas
sospecharon que las estaban “programando” para comprar diversos productos
mediante mensajes ocultos enterrados en los programas televisivos que veían.
Resulto que la técnica tenía poco impacto y los publicistas renegaron de ella a
bombo y platillo… en cuanto vieron que no funcionaba bien.
El cómico Johnny Carson tocó el tema
en uno de sus monólogos de la época:
¿Saben?,
nunca había dado mucho crédito a ese asunto de la publicidad subliminal. Pero
el otro día tuve una experiencia curiosa. Estaba en casa viendo la tele y de
repente me levanté y salí a comprar un tractor.
La verdad es que los seres humanos
somos muy fáciles de manipular. No nos gusta reconocerlo, pero nos manipulan
inconscientemente a diario. Hay quien se gana la vida sacando partido a los
patrones irracionales de comportamiento que pueden inducir en los demás.
Un motivo subconsciente que identifica
este hecho es lo que llamamos reciprocidad: la tendencia que tenemos todos a
ser agradecidos y querer corresponder a lo que percibimos como un acto de
generosidad. Los discípulos de Hare Krishna que piden donativos en los
aeropuertos han usado este método para recaudar cantidades astronómicas de
dinero entre desconocidos. La maniobra habitual consiste en una joven simpática
que se planta delante de un viajero, las más de las veces un hombre, y le
entrega una flor. “Es un regalo para usted”, dice. Si el intenta devolvérsela,
ella se niega a cogerla: “No, por favor, quédesela. Es para usted”. Después
entabla con él una conversación sobre prácticas espirituales, le ofrece algo de
leer y al final le pide un donativo.
Apelando a un programa subconsciente y
visceral de respuesta – “ella me ha dado algo de valor, de modo que tengo que
darle algo” – los recaudadores de HK han conseguido un índice de acierto
extraordinario, el porcentaje de personas abordadas de este modo que dan
dinero.
Me alegro inmensamente haber compartido este año junto a ustedes y espero que les haya sido de utilidad cada publicación en mi blog. Se nos avecina un nuevo año y os deseo con todo mi corazón que cada logro que alcancen durante el 2016 lo disfruten plenamente y les llene el corazón con la mejor onda, porque el amor realmente es el que mueve nuestro mundo.
¡¡¡¡Felicidades, os quiero mucho!!!!!